Ecología integral: reflexiones de un converso
DOI:
https://doi.org/10.69873/aep.i19.13Palabras clave:
ecología, ecología integral, personalismo, cristianismo, antropologíaResumen
Partiendo de una actitud de sospecha, en este artículo se aportan argumentos para admitir que la ecología integral es un nuevo enfoque ecológico primordial en servicio del bien común de la humanidad. Se analiza
por qué este nuevo concepto ecológico, que incorpora el lugar peculiar del ser humano en la naturaleza y sus relaciones con la realidad que lo rodea, requiere de una antropología correcta. Se encuentra esta antropología en el personalismo integral y el cristianismo, donde el significado de la sexualidad humana se considera con todas sus consecuencias. Se subraya que esta concepción de la ecología propone acciones concretas que afectan al comportamiento, prioridades, compromisos y sensibilidad de cada persona humana, y que genera la obligación ética de dejar un mundo sostenible a esta y a las próximas generaciones. Procedentes de la ecología sensu stricto, se recogen varios conceptos que ayudan a definir la episteme de la ecología integral. Estas nociones son: la capacidad de carga de un ecosistema, el principio de san Mateo, las ideas de energía exosomática y de artefactos exosomáticos y el principio de precaución. Se rechazan como antihumanas las premisas ideológicas del ecocentrismo, el biocentrismo y el modelo interpretativo de Gaia
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